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La psicología ha sido siempre una ciencia conflictiva y, en ocasiones, también violenta, por ello, es importante para mí ser siempre crítica con lo que hago y tener en cuenta el impacto de mi trabajo en el tejido social.

Acompañamiento individual.
Mi propuesta es utilizar este acompañamiento con una visión política, acercando la psicología a todo el mundo y aplicándola de forma respetuosa, desde la conciencia social y la sensibilidad que he ido adquiriendo a través de mi experiencia en la defensa de los Derechos Humanos.
Mi trabajo pretende modificar la imagen estereotipada del acompañamiento psicológico como un proceso individualista y alejado de las circunstancias sociales, haciendo la psicología inclusiva, accesible, sensible y que aporte calidez y refugio para permitirnos poner en el centro la salud sin desconectarnos del tejido social.
Como un fuego controlado, que no destruye, sino que purifica, que no nos hiere, sino que nos arma de energía y autoeficacia.

Una guarida propia.
Grupo de apoyo mutuo contra las violencias machistas, presencial en Zaragoza.
Una guarida es un refugio, un lugar donde protegernos, donde lamernos las heridas, pero también un espacio donde recargar energías, en este caso, a través de compartir, recolocar y construir(nos) juntas, un sitio para hacernos más fuertes.
Virginia Woolf abogaba por una habitación propia y, pensando en colectivo, quizá también necesitamos una guarida propia, donde ser manada, donde sentirnos seguras para destapar y curar los daños de las violencias machistas que nos atraviesan.

Acompañamiento en cooperación.
El trabajo en contextos violentos o con personas afectadas por ellos, se realiza frecuentemente en situaciones que producen estrés. Por otro lado, el trabajo de cooperación suele resultar extenuante y frustrante en cuanto a que tratamos de luchar contra injusticias estructurales muy difíciles de cambiar. Igualmente, la exposición a narraciones de los hechos que fueron traumáticos para alguien, puede también suponer un desgaste emocional muy fuerte.
Atender y cuidar la salud mental de las personas cooperantes es una responsabilidad de las organizaciones que no puede ser negociable.